Para muchos parece amenazada la democracia salvadoreña por los últimos hallazgos en nuestro vecino país, desde que en la última elección a diputados del Congreso Nacional, el partido del actual presidente, por medio de un proceso libre y transparente, llegó a ocupar la mayoría de peldaños de ese órgano legislativo.
En particular, me refiero a la remoción de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de ese país.
Considero importante el siguiente análisis:
Revisar la legalidad del proceso electoral, entendiendo que sí ha sido legítimo, es una manifestación directa del pueblo salvadoreño. No olvidemos que es éste último quien al final ostenta el poder público.
Cuáles son las verdaderas causas de dicha decisión, que roll ha jugado históricamente la Corte Suprema de Justica y los magistrados de turno y que incidencia toma esta decisión sobre el principio de la división de poderes.
Ante la comunidad internacional existe el gran cuestionamiento de lo que puede ser la apertura de una posible dictadura por parte del poder ejecutivo y legislativo de El Salvador. Amerita también en su análisis la forma en que esa decisión está amparada en la constitución de dicho país.
Finalmente, si las acciones que se han tomado no obstante amparadas en ley dentro del marco regulatorio de nuestro vecino país, apoyadas por la mayoría de salvadoreños, obligan también reflexionar sobre la soberanía y autonomía de dicha nación.
Parece que el señor Bukele tiene una página en blanco para escribir de nuevo la historia de El Salvador; ojalá que las próximas acciones que tome el Mandatario estén fundamentadas sobre los pilares de una profunda necesidad de coexistencia entre el Estado, la Sociedad y la Empresa. El futuro de nuestro hermano país depende de la forma como cada uno de esos pilares también salga adelante.
¡Animo!