Para poder establecer que se está hablando de una empresa familiar u organización empresarial familiar, se debe de contar con algunas características puntuales, por lo menos con un 25% de superioridad en el derecho a voto, en la toma de decisiones, así como la incorporación de familiares en puestos claves de dirección.
Según estudios realizados en materia comercial y societarios, se ha determinado que en Latinoamérica, hasta un 60% de las sociedades constituidas bajo cualquiera de sus variantes, se tratan de sociedades constituidas, administradas y dirigida por miembros de una misma familia.
Lo que nos lleva a suponer a encontrarnos con que los sucesores lleven las riendas, dándole continuidad a la organización familiar, lo que lastimosamente no se está cumpliendo, debido a que apenas el 12% de ese total logra sobrevivir, teniendo como fin la tercera generación desde su fundación.
Esto genera la interrogante de establecer cuáles son los motivos que llevan a la desaparición de la familia empresaria dentro de una sociedad, siendo las sucesiones de dirección frecuentemente los impedimentos más directos en el factor del no éxito de las empresas familiares, una misma cabeza se perpetua en la dirección evitando que las generaciones nacientes se involucren, con ello se pierde el sentido de pertenencia y en especial el conocimiento esencial para el manejo del giro comercial. La globalización capitaliza este error, ya que avanza con sistemas más modernos y tecnológicos, que las generaciones que fueron fundadores, no logran entender y realizar las maniobras de adaptabilidad a tiempo.
Para poder sobreponerse a este fenómeno, se debe establecer un modelo de tres círculos, explicado como la forma de imponer los parámetros de familia, propiedad y empresa, dentro del modelo de negocio y gestión, el mantenimiento de una empresa familiar por cada una de las generaciones transicionales, debería poder contar con la dirección por el promedio de 15 a 20 años.
El logro de este modelo de éxito se debe a parámetros de actuar, limitaciones para el manejo de la empresa familiar, a un órgano de gobierno firme, con libertades de cada familiar, con designación de sucesor, con un proceso de ingreso que acepte al más capacitado y en especial, con procesos para limitar que acciones emocionales sean las que gobiernen a la empresa, recordando siempre su finalidad será el comercio y no las relaciones familiares.