Cada cuatro años llega tan esperado evento, el mundial de futbol.
Si, efectivamente toma casi 4 años el proceso de clasificación de cada una de las selecciones participantes. Los equipos se preparan y producen una expectativa sin precedentes en cada uno de sus países.
La FIFA, institución que hoy cuenta con más países asociados que la Organización de Naciones Unidas, se ha convertido en un ente con algunos señalamientos en sus últimas gestiones, los contratos millonarios de televisión, patrocinios, cedes, etc.
No obstante, por ello, no podemos dejar de reconocer que, por casi todo un mes, el mundo se toma de la mano. Todos los aficionados al futbol compartimos la misma ilusión. Aunque no logremos apoyar a nuestras selecciones por no haber participado, seguimos con mucho fulgor la fiesta del futbol y el espectáculo deportivo que nos ofrece esta institución, albergando en un evento a los mejores futbolistas del planeta.
Las críticas y los señalamientos parecen pasar a segundo plano. La atención principal se centra en lo futbolístico.
Pero bueno, no solo el espectáculo del futbol nos hace vibrar. Hoy los medios nos llevan de manera muy emotiva, eventos que suceden dentro y fuera de la cancha, que dejan un legado más grande que los mismos goles. La nobleza del deporte, es respeto al equipo contrincante, a su bandera, el respecto a las reglas del juego, entre otros, son experiencias en su caso más aplaudidas que el mismo resultado de un partido.
Valoremos este magno evento con una óptica más amplia, aprendiendo que no todo puede ser malo ni obscuro, al final es solo un deporte que nos une y apasiona, pero sobre todas las cosas, nos da grandes enseñanzas de vida como seres humanos.
Ojalá que esta fiesta mundialista este llena de esos lindos momentos.
¡Disfrutémoslo!
Hasta la próxima.
Saludos.