Es por todos conocido que el turismo es una actividad de suma importancia para Guatemala, siendo económicamente la segunda fuente principal generadora de divisas para el país. Sin embargo, ésta actividad ha sido uno de los sectores más afectados y perjudicados con la Pandemia del COVID-19, por lo que es de suma importancia implementar acciones que permitan una reactivación económica a corto y mediano plazo de dicho sector, con adecuadas medidas de seguridad.
En éste sentido destaca como parte del Consejo Nacional de Áreas Protegidas -CONAP-, el Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas -SIGAP-, que actualmente posee 349 sitios preservados según sus propias características y atributos, los cuales son conservados bajo estrictas regulaciones y modalidades por medio de categorías de manejo previamente preestablecidas.
Se ha informado que de las 349 áreas protegidas que conforman el SIGAP, 65 tienen condiciones para el desarrollo de actividades turísticas, entre ellas: Parque Nacional Tikal, Lago de Atitlán, Parque Nacional Río Dulce, Parque Nacional Volcán de Pacaya y el Monumento Natural Semuc Champey.
De esa cuenta, en su momento el Instituto Guatemalteco de Turismo -INGUAT- acreditó al CONAP con el Sello de Bioseguridad Turística con el objeto de reafirmar el compromiso de dicha institución por el cumplimiento de la implementación de la Guía de Buenas Prácticas para prevenir el COVID-19 en áreas protegidas, logrando así generar seguridad y confianza en los turistas nacionales y extranjeros, contribuyendo paralelamente a reactivar la economía nacional.