Nuestro hermano país, la República de Nicaragua, celebró el pasado 7 de noviembre elecciones presidenciales con la victoria y reelección del presidente Daniel Ortega.
Un proceso electoral bastante criticado internacionalmente, por la forma en que se desarrolló y permitió la participación cívica de otros ciudadanos nicaragüenses para la contienda electoral. En pocas palabras, un proceso electoral obscuro, poco abierto, muy cuestionado por el resto del mundo, pero ante todo más cuestionada la democracia en el citado país.
Antes los recientes eventos en Nicaragua, nos hace reflexionar y cuestionar el sistema democrático no solo en Centro América, también en América Latina y el resto del mundo.
Por proceso democrático no me limito a identificar solo lo que acontece en el ámbito electoral; hago referencia también en el campo de la libertad de expresión de la persona.
Para el efecto me permito aseverar que sí, tristemente vimos hace apenas unos días como se destruye la democracia en un país cercano, lamentable, creo también oportuno identificar aquellos ejemplos que demuestran por el contrario, un mayor ejercicio de principios democráticos a favor de los ciudadanos, lo cual nos permite constatar que el mundo está viviendo eventos democráticos sin presidentes como me permito presentar a continuación.
1. Los procesos de elección popular en las mayoría de las naciones en el globo terráqueo parecen seguir una estructura de participación ciudadana tal vez no perfecta, pero no obstante ello, traza la apertura y con ello la posibilidad de poder permitir la participación cívica de sus ciudadanos en sus respectivos procesos de elección.
2. La realidad que vivimos hoy en día en cuanto a la participación democrática de los ciudadanos del mundo, no solo en el caso propiamente dicho de un proceso electoral, si no, también, la experiencia que hoy vivimos y nos permite u otorga la inmensa posibilidad de poder manifestar nuestros puntos vista, , expresar nuestras ideas, opiniones, aunque en muchos casos sean contrarias al sistema que nos regula o las mismas autoridades de turno que nos gobiernan. Esta nueva practica de expresión que se ha enraizado gracias a los aportes de la nueva tecnología (redes sociales) generan una nueva plataforma que consolida las bases democráticas de las naciones en el siglo 21.
3. Históricamente la humanidad, no había estado provista de mecanismos de expresión como los que vemos hoy, que permitan la manifestación individual de la voluntad ante cualquier autoridad o conglomerado social, sin implantar las posiciones ideológicas o políticas del individuo.
Nos toca ahora aprender que dicho privilegio en las nuevas democracias en que vivimos, conlleva también un nivel muy alto de responsabilidad, pues ante esta nueva apertura de manifestación que parece sin límites ni fronteras, el horizonte termina con el daño que de forma directa o indirecta se pueda causar a nuestro prójimo, con nuestras opiniones y puntos de vista.
Puede ser más un tema de índole moral, hasta que la legislación alcance, regule y sancione las nuevas acciones humanas.
Para mientras, así como el mundo hace un gran llamado moral para salvaguardar el planeta, la naturaleza, el medio ambiente, tratemos de desarrollar la misma responsabilidad con esa libertad de expresión que hoy nos permiten las redes sociales. Recordemos que nuestra libertad termina en donde comienza la de nuestro próximo.
Construyamos con responsabilidad la nueva democracia.